Vaya... Cómo pasa el tiempo. No me daba la sensación de que hiciera tanto tiempo desde mi última entrada...
Y sí, últimamente tengo la sensación de que el tiempo se me escapa, pasa muy rápido. Cada vez más. Dicen que es síntoma de que te vas haciendo mayor... No sé. Quizás siempre fue tan rápido pero es ahora cuando me doy cuenta.
En estos meses han pasado muchas cosas. El agobio de mayo en el curro pasó y la tranquilidad duró muy poquito porque ya volvemos a tener estrés. Yo tenía la idea de que en agosto todo el mundo se iba a la playa y el país se paralizaba. Pues no. Hay gente que sigue trabajando. Mi equipo, por ejemplo. En septiembre tenemos que entregar un documento que requiere cierto tiempo de preparación y si no nos queremos quedar sin días de descanso, tenemos que hacer el trabajo a una velocidad proporcional a los días de descanso que queremos, o sea, a la velocidad del sonido. Qué digo del sonido... de la luz.
Aparte del curro hay buenas y malas noticias. Una de las malas noticias es que una amiga se me marcha al extranjero. Y las ha habido más tristes pero prefiero dejarlas en mi interior.
También las ha habido muy buenas. Pero también prefiero reservármelas porque son muy personales.
Y por otro lado y aunque no lo parezca, sigo yendo al gym, a ese gym de barrio que cada día me sorprende más. Y procuro ir a las reuniones alternas de los viernes aunque a veces falle, y ya estoy preparando el viaje a la asamblea en septiembre. Veré Pamplona donde nunca he estado.
Y... Y... Y... Y mucho más.
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