Hace poco recibí el mail de un amigo. Se va a casar.
Cómo pasa el tiempo. Sentí ganas de volver a aquel bar en el que nos reuníamos los tres amigos de la uni los viernes por la tarde. Nos juntábamos a charlar de todo. A poner verdes a los profes, a hablar de nuestras rarezas, a hablar de física, a hablar de lo que nos preocupaba, a hablar de nuestros ligues... Y sobre todo a echarnos unas risas.
Éramos muy distintos pero allí estábamos los tres.
Hace tiempo que no nos vemos. La vida va cambiando y uno de ellos, el que soñaba con viajar, se fue a Alemania y ahora se va a casar. El otro por problemas está lejos.
He vuelto a ese bar. He vuelto a sentarme en aquellos sillones en los que pasamos tantas tardes, los tres (o más porque al final se animaba a venir más gente pero sobre todo los tres). Y les eché de menos. Y deseé, por un momento, que estuviéramos los tres allí. Pero el tiempo pasa y hace que todo vaya cambiando aunque aún tengo la esperanza de que algún día volvamos los tres a aquel bar, a sentarnos en aquellos sillones, los tres, con un café bombón, una coca-cola y un San Francisco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario