lunes, 26 de noviembre de 2007
El ascensor
Son las cinco y media de la tarde. La verdad, no sé por qué estoy tan cansada si llevo todo el día sentada en el curro. Estoy frente a la puerta del portal de mi casa. Ya le dediqué dos entradas del blog a esa magnífica puerta pero todo lo que hable de ella me parece poco. Saco la llave y consigo dar el paso fácil para abrirla. Ahora sólo queda empujar y por el hueco pasar rápido. Con lo cansada que estoy me recuesto sobre ella esperando que mi peso muerto venza su inercia a permanecer cerrada. He conseguido dejar un hueco libre... un movimiento rápido... ya estoy dentro del portal. No sé por qué siempre se me escapa una mirada furtiva seguida de una sonrisilla hacia ese tope en el suelo que ha perdido todo su cometido en esta vida desde que apretaron el muelle de la puerta. Hombre! Seguimos teniendo espejo. Aprovecho y me miro a ver cómo me queda el abrigo que he estrenado. Nunca se sabe cuánto puede durar un espejo en el portal de mi casa. Puede ser que dure años hasta que le den un golpe y nos quedemos sin él (eso le pasó al primero que pusieron), puede ser que entren unos individuos en el portal, lo descuelguen y se lo lleven alegando que es que lo van a limpiar (como pasó con el segundo, que por cierto a día de hoy lo siguen limpiando) o puede que dure, como el de ahora, y hasta sea testigo de varias navidades sirviendo de sitio para colgar adornos de los "Todo a 1 euro" de colores chillones que la gente asocia con tales fechas. Vaya, el espejo sigue intacto y las plantas también. Dio resultado ponerlas artificiales: la gente no se las lleva y además no se ponen chuchurrías... Giro a mano izquierda y llamo al ascensor. En el marcador electrónico aparece el "6", señal de que el ascensor está a tomar vientos. Y pienso en el sofá que me espera al llegar a casa, en el mal humor que traigo de todo el día en el curro, lo bien que me va a venir evadirme del mundo en mi casa ... pero un sonido me devuelve a la realidad. El marcador dibuja un "4" y en la puerta del portal escucho sonidos de lo que parece una persona con la que quizás tenga que compartir el ascensor, tenga que mantener una conversación, una conversación de ascensor, de esas conversaciones que detesto... Tengo que evitarlo. Me escondo aún más tras la puerta del ascensor. Entonces deseo que el ascensor baje a toda prisa. "3" dice el marcador. Pero ¿cómo "3"? Este marcador está estropeado! El ascensor baja más rápido de lo que este traidor dice. ¿Por qué me asustas? La llave gira y... "2" en el marcador. Dos pisos tiene que bajar aún. ¿Por qué no se dará más prisa? Cuando sea presidenta pondré un ascensor supersónico, el de ahora es una patata. La gente tiene prisa y no puede estar esperando... La puerta se ha abierto, alguien la empuja. Y espero que la puerta pese aún más de lo que suele pesar. .. "1"... Ya casi está aquí. Agarro la puerta para que en cuanto llegue... "hola, buenas tardes" ... para que en cuanto llegue deje pasar a mi vecina la primera al ascensor. No sé por qué esa costumbre de dejar pasar al otro cuando se lleva esperando tanto tiempo el ascensor. Debería guardarse turno. Dentro del ascensor cada una le da al botón con el número del piso al que va. La cuenta es sencilla. De los dos números se toma el menor y ya se tiene la duración de la conversación de ascensor. ¿De qué se habla? Pues del tiempo. Primero se hace un repaso de la meteorología que se ha tenido durante el día. Luego se habla de los pronósticos para los próximos días. Después se hace una crítica alegando que se está mejor cuando hace el tiempo contrario al que está haciendo. Hasta que por fin llegamos al piso en el que nos tenemos que despedir. Nos despedimos con una sonrisa. Se puede no saber de actualidad internacional, ni de deportes, ni de prensa rosa, pero en esta vida y más si se vive en comunidad, es absolutamente imprescindible estar al día en pronósticos meteorológicos.
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