Sí, ya es tarde para arrepentirse. Me he vuelto a apuntar al gimnasio. Mi última vez supuso dos semanas de gimnasio (tuve que dejarlo por mis múltiples achaques).
Después de dos meses de evitar incluso pasar por la puerta, he vuelto.
Misma cuota, mismo monitor, misma tabla, mismas agujetas,... Lo único que cambia es que está aún más petado el gimnasio que la última vez. Hay un montón de gente apuntada.
Creo que lo llaman "operación verano".
Bajé a apuntarme sin pensármelo dos veces. Si lo hubiera meditado no lo habría hecho. Al día siguiente fue cuando me planteé la pregunta: "Pero qué he hecho?" Vuelvo a ser esclava del gimnasio. Ya no tendré tardes libres. Cada tarde, a la misma hora, tendré que agarrar la mochila y pasar hora y media en el mismo sitio, levantando peso muerto. Empezaré a llamar al gimnasio "gym". Me descubriré mirándome en los espejos desde todas las perspectivas buscando resultados. Estaré pendiente de si la chicha empieza a estar prieta, si los biceps se empiezan a marcar, si estoy más fuerte que el día anterior, ... Y llegará el día en que si falto al "gym" me sentiré culpable.
Pero qué he hecho...