"Yo no estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero me pelearía para que usted pudiera decirlo." Voltaire.
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"Cuando la vida te presente razones para llorar,
demuéstrale que tienes mil y una razones para reír."
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viernes, 24 de agosto de 2007

De nuevo por aquí

Después de un descanso vuelvo a retomar este blog. He estado de vacaciones en mi pueblo que me ayuda mucho a desconectar de todo. No es sólo que esté lejos; también influye que la vida allí es completamente distinta a la que se lleva en la gran ciudad.

Para empezar los horarios son completamente distintos. En un par de ocasiones quise visitar alguna de las exposiciones que se habían abierto en este mes y me encontré con la sorpresa de que el horario de visitas era de 22:00 a 00:00. Yo estoy acostumbrada a que más allá de las 21:00 no haya vida cultural en forma de exposiciones...

El ritmo de vida es completamente distinto. Es algo que no deja de chocarme en cuanto salgo de la gran ciudad. Aquí todo el mundo va corriendo de un lugar a otro. Todo son prisas. Todo el mundo se empuja en un afán por ganar tiempo. La sana actividad del paseo queda restringida a gente extraña que ociosa vaga por la calle. He descubierto que lejos de aquí se pasea. Se pasea por las calles importantes de las ciudades. Las avenidas comerciales no son caudales de gente que sigue un determinado ritmo, siempre acelerado. Hay ciudades en las que se puede pasear por las calles importantes de la ciudad. Pasear, andar despacio, sin prisa, disfrutando de cada paso y de cada cosa que permite apreciar el ritmo lento, sin miedo a ser pisado o empujado. En mi pueblo la gente pasea por las calles. No hay prisas. No hay horarios. Tanto es así que un viernes esperábamos la visita del fontanero, el carpintero y el electricista y uno se presentó el sábado, otro el lunes y otro se dignó venir por casa el miércoles. Y es que allí un " a eso de las cinco de la tarde me paso por tu casa" se puede convertir en un "dentro de dos días y quizás por la mañana vaya a tu casa". Pero, quién tiene prisa? Para qué? Bueno, sí. Tenemos prisa los que venimos directos del ritmo acelerado.

No existen las distancias enormes. Se puede ir andando, despacio, de un punto a otro del pueblo. Todo un cambio con respecto a la gran ciudad, donde en muchas ocasiones para ir de un lugar a otro es necesario usar medios de transporte. No ya porque nos hayamos acostumbrado a ir sentados sino por la magnitud de las distancias.

No existe el anonimato. Me encanta salir de casa y sumergirme en la masa de gente. En mi pueblo todo el mundo me reconoce y si no lo hacen el primer día, de vista ya me han fichado para el siguiente. A esto no me acostumbro. Prefiero el anonimato de la gran ciudad.

1 comentario:

Las Rutas de la Salamandra dijo...

Tú también con blog?? panda de frikis!
Aunque contesto tarde... si se pué votar: el del Ankh, el del Ankh!!

Bessos!