martes, 31 de julio de 2007
Vacaciones para crecer
Ya he empezado mis vacaciones. Lo que más deseo es descansar y desconectar de todo. Necesito recargar pilas y vaciarme por dentro. No quiero decir con esto que quiera cambiar todos mis pensamientos y olvidarme de todo lo que ha pasado este año. Lo que quiero conseguir es apartar todos esos pensamientos viciados que el ritmo tan trepidante de vida que durante el año he llevado ha insertado en mi mente sin yo apenas darme cuenta. Lo malo que tienen es que poco a poco se van asentando y al final, como las semillas de las plantas nocivas, acaban creciendo pasando desapercibidas a primera vista pero haciendo daño. Quiero relajarme para así notar todo aquello que hace ruido en mi interior. Quiero abrir la ventana de mi mente para que la brisa de aire entre en ella y pueda así seguir creciendo como persona. Yo tuve una etapa de transición muy importante en mi vida. Fue un abrir la puerta de una casa abandonada y hacer limpieza de arriba a abajo para hacerla habitable. Lo difícil es que el cambio no se hace en unos años, ni siquiera en estos seis años. Cada nueva situación, cada nueva experiencia, descubre un nuevo rincón de esa casa en el que aún no se ha hecho limpieza. Aparecen ideas arcaicas, viejos patrones de comportamiento, viejos temores, miedos, preocupaciones, que en un primer momento intentan acoplarse a la nueva decoración pero que acaban por tener que ser liquidados. No es fácil detectarlos algunas veces porque sus raíces son profundas y porque la persona que los detecta es la misma que los tiene que liquidar y algunas veces no tiene la suficiente vista panorámica como para darse cuenta de que están ahí. Pero en eso consiste el crecimiento personal: en intentar detectar todo aquello nocivo para el desarrollo y el cambio a algo más favorable. El camino del crecimiento personal: un camino sin fin.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario